La “tierra sin mal” era el sitio que de acuerdo a la cosmogonía guaraní, debíamos habitar para logar estar en equilibrio entre el nosotros y la naturaleza, mediante el ejercicio político de lo consensual. En la misma latitud, siglos después el filósofo Francisco Tomás González Cabañas, les pide su respectivo apoyo y compromiso, para lo que junto a tantos otros, lanza como campaña política para pretender trabajar por un único como prioritario objetivo, el implementar el “cupo pobre” y más luego el voto compensatorio, propias elucubraciones teóricas, que tienen como objeto devolverle la dignidad, social y política, robada a los que menos tienen, pobres o marginales de su sociedad.

En esta suerte de epopeya que pretender disrumpir la lógica de los partidos, para hacerlos más asequibles, más alcanzables a los requerimientos de los ciudadanos o integrantes del pueblo, es que en su calidad de habitante del mundo y en caso de que lo considere, manifestando a qué se dedica o que hace de su tiempo, es que le pedimos su nombre completo para este apoyo manifiesto, a un pensador que como tantos otros, elige el ardoroso camino de enfrentarse a la maquinaria bestial de una política que obtura todo tipo de posibilidades como la presente, que surgen, casi como lo natural/sano o anómalo (para el sistema que pretende imponer la “sanidad” de la anomalía) de tanto en tanto, muy de vez en cuando y casi de casualidad.

Le agradeceremos su apoyo/ayuda y seguramente le volverá.