Carlos Rugerio Martínez
(Rugmar61@hotmail.com)

El fenómeno de la delincuencia se debe de analizar desde dos dimensiones: por un lado, la victimización, entendida como la ocurrencia efectiva del delito; y en segundo por el temor, entendido como una emoción básica del ser humano que alerta en caso de una amenaza o peligro concreto vinculado, en este caso, a la posibilidad de ser víctima de un delito. Este último se entiende de igual manera como: el sentimiento de inseguridad general que siente la población, por lo que, a partir de su estudio, se pueden obtener indicadores importantes de la percepción sobre seguridad pública. (INEGI, 2016). A pesar de los avances que ha reportado el gobierno de federal en materia de seguridad, la evaluación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha colocado a México en el último lugar, por debajo de Turquía, Chile y Estados Unidos, esto en relación al índice de hechos delictivos por cada 100 mil habitantes, cabe mencionar que en 2008, el Congreso aprobó una suma inicial de US $400 millones para la lucha contra el crimen organizado en México, en 2009 $300 millones de US, y en 2010 $450 millones de US, lo que pone en evidencia las variaciones que se presentan ante esta problemática, que se ha vuelto una epidemia para el país (ICPC, 2010). Por lo anterior es necesario analizar la información estadística que permita estimar la correlación entre la frecuencia de los delitos y la victimización. Dentro de los estudios sobre el crimen e inseguridad de la Organización de Estados Americanos la problemática de México y 19 países latinoamericanos como Venezuela, Colombia, honduras y Guatemala presenta cifras sobre victimización que oscilas entre el 8% y 28% de la población. (Damert, L., Salazar, F., Mont, C.2015)

Es menester señalar la dificultad que se presenta para encontrar estudios disponibles que establezcan información con respecto al comportamiento del delito, ya que constantemente las autoridades afirman que se disminuyen los índices delictivos y que la ciudanía debe sentirse segura, sin embargo no lo prueban a cabalidad, ya que hacen referencias a declaraciones políticas sin sustento técnico. Los analistas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a través de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública (ENVIPE) otorgan datos de percepción sobre el fenómeno de la victimización delictiva sobre

delitos que afectan de manera directa a las personas y sus hogares (INEGI, 2016). La tasa de incidencia delictiva por cada 100 mil habitantes en 2015 fue de 35,497, el gasto de los hogares en medidas para protegerse de la delincuencia incremento un 17.17 % en relación con el año 2014, mientras que las cifras negras, es decir los delitos no denunciados llegaron al 93.7% a nivel nacional.

El presente estudio es correlacional con enfoque cuantitativo, ya que se pretendió medir la relación de la variable independiente: El aumento de los eventos delictivos en México propicia un número mayor de víctimas; utilizando un muestreo probabilístico estratificado1, en la población mayor de 18 años, que residen en viviendas particulares dentro del territorio nacional. Por lo anteriormente descrito se presenta la siguiente hipótesis: La existencia de una correlación positiva moderada, entre el incremento de eventos delictivos y el aumento de la victimización.

El Institute for Economics & Pace (2016) señala que los estados como Baja California Sur, Zacatecas, Oaxaca, Querétaro y Guanajuato presentan los mayores deterioros en los niveles de paz durante los últimos cinco años incrementándose en un 6.3%; aproximadamente el 90% de las extorsiones y el 83% de las violaciones en México no se denunciaron ante las autoridades.

En referencia a los datos anteriormente expuestos es posible concluir, la existencia de la correlación positiva entre los eventos delictivos y la victimización, que cabe destacar que el resultado fue más alta de lo esperado – correlación positiva muy alta – con un resultado de 0.92, estos resultados servirán para la creación e implementación de políticas de seguridad por parte de

las autoridades, ya que la prevención del delito debe ser parte fundamental de las estrategias de seguridad pública, la formulación de estrategias y políticas de prevención integrales deben de responder a la realidad nacional, estatal y municipal.

BIBLIOGRAFÍA

Damert, L., Salazar, F., Mont, C. (2015). Crimen e inseguridad: indicadores para las américas. Chile: FLACSO.

INEGI. (27 de septiembre 2016). Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Inseguridad Pública (ENVIPE). (Boletín de Prensa Núm. 399/16). Recuperado de: http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/boletines/2016/especiales/especiales2016_09_04.pdf

Institute for Economics & Pace. (2016). Index of peace 2016. Nueva York. Recuperado de: www.economicsandpeace.org

ICPC. (2010). Internationalreportprevention of criminality and everyday safety: trends and perspectives. Montreal, Canada: International Centre fortheprevention of crime.